sábado, 18 de octubre de 2025

En ti veo reflejada mi sombra oculta

Qué fácil me resulta criticarte. Estoy muy acostumbrado a hacerlo. También lo hago con el resto de las personas. Me da igual que sea mi pareja, un familiar, amigo o desconocido. Y si alguna de ellas se libra de mis juicios es porque, de momento, está cumpliendo con mis expectativas. Ahora bien, en cuanto no haga lo que quiero será blanco de mis más feroces críticas.
 
Cuando pongo las noticias me despacho a gusto con unos y otros. Mi dedo acusador les apunta y critica abiertamente. Y lo aparentemente bien que me siento al haberles dicho, o pensado, lo mal que actúan. Dicen que las noticias si no son malas, no son noticias. Por eso nos gusta tanto verlas para fomentar el miedo y el juicio.
 
Cuando veo una película tiene que haber un malo. Ese al que poder acusar, y a ser posible, que al final acabe mal, y así se habrá hecho justicia.
 
Estoy la mayor parte de mi vida eligiendo al ego, al maestro equivocado, que busca desesperadamente la culpa en el otro, cuando es mi propia culpa inconsciente la que encuentra.
 
Lo que realmente estoy viendo en el mundo es la película proyectada desde mi interior. Y al elegir al ego, como habitualmente ocurre, el guion es de crítica y juicio a los demás que me lleva al miedo. Y esto ocurre así ya que, desde el fondo de mi Ser, desde mi centro, desde mi mente sabia y amorosa, que es mi esencia, sé que esa persona es inocente, con lo que, al atacarla con mis juicios aumenta mi culpa inconsciente y tarde o temprano, se defenderá con sus ataques hacia mí por eso siento más miedo. Es un mecanismo inconsciente que me pasa desapercibido.
 
Cuando enjuicio a alguien entro en la euforia egoica de quedarme a gusto. Lo que ignoro es que esas flechas que he lanzado vendrán contra mí lo que me llevará al sufrimiento.

¿Qué puedo hacer para salir del sufrimiento?
 
Estoy en el ego si sufro, o tengo miedo, o paso por cualquier situación, o pensamiento, que no me aporte paz. Me doy cuenta que, una vez más, he vuelto a elegir al ego. No pasa nada, lo asumo y tomo conciencia de ello.

Lo antes posible, le pediré a mi Ser verla de otra manera, aunque la situación siga siendo la misma. Le estoy pidiendo otra interpretación, otro guion de la película. Esa persona actúa así contra mí porque está sufriendo. Es la forma en la que se manifiesta su ego.

La respuesta de mi Ser llegará, cuando corresponda, en forma de paz. Una sensación indescriptible que me hará comprender que el otro, al igual que yo es inocente, y también está sufriendo. Puede que me venga el pensamiento "no es para tanto, no le des tanta importancia".
 
Se dice que las personas mal llamadas “toxicas” son nuestras grandes maestras ya que por su comportamiento aflora en nosotros la mente errada, la parte oscura, la ciénaga de culpa inconsciente que alimenta al ego. Gracias a ellas tomaremos conciencia de lo mal que todavía estamos interiormente y lo que nos falta por sanar para seguir avanzando en nuestro camino hacia el Amor.

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