¿De qué me sirve llegar a la cima de la montaña para encontrar la paz si en mi interior no paro de darle vueltas a los pensamientos de miedo o ataque que me hacen sufrir?
Y en el caso contrario, puedo estar en uno de los lugares más inhóspitos y horribles, pero si en mi mente elijo estar en paz, afuera percibiré paz y harmonía con independencia de lo que ocurra en la película del mundo.
El paraíso no es un lugar, es un estado de conciencia.
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