sábado, 21 de marzo de 2020

Morir solo es el final de una etapa en el camino de la vida

Somos ignorantes por nuestra falta de perspectiva. Creemos que nuestra vida comienza con el nacimiento y finaliza con la muerte cuando realmente en esencia nunca nacimos, ni nunca moriremos ya que somos seres espirituales eternos creados desde la Fuente, desde Dios, al extender su infinito Amor.

Una vez que nuestras constantes vitales cesen y se produzca el fallecimiento del cuerpo comprobaremos extrañados como nuestra conciencia sigue viva. Estupefactos veremos nuestro cuerpo desde fuera y sentiremos el llanto de las personas que nos han acompañado hasta el final. Hasta es posible que asistamos a nuestro propio funeral. Y por fin comprobaremos que la muerte como tal no existe, solo existe la creencia en la muerte al seguir viviendo en otra estructura más liviana.

Morir no equivale a “descansar en paz” ya que la muerte nos liberará del dolor físico pero no del sufrimiento mental y miedo que nos acompañará hasta que tomemos conciencia que son solo los pensamientos los que crean “nuestro infierno”.

Al venir a esta tierra escribimos una página más en el diario de nuestra vida, que ya lleva escritas cientos o miles de ellas, y en el que continuaremos escribiendo muchas más.

Cuando llegue ese gran momento del final de nuestra existencia, abordémoslo desde la curiosidad del niño que llega a una nueva ciudad. Soltemos nuestros apegos y preocupaciones ya que donde vamos no las necesitaremos. Demos gracias por la oportunidad de haber nacido y experimentado en esta tierra. Y desde esta confianza, serenamente abrámonos a la entrada en una nueva etapa de nuestra vida.

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