sábado, 27 de agosto de 2022

No tengo más que el presente

El “efecto avestruz” de esconder la cabeza no resuelve el problema. Mirar a otro lado, o negarla, no evitará la situación por la que estoy pasando.
 
Si tomara conciencia que el sufrimiento, que solo está en mi mente, viene de la interpretación de lo que me está ocurriendo procuraría tener otra mirada. El cambio de percepción me puede proporcionar una nueva visión que me aporte paz. Para verla de otra manera necesito elevarme por encima del “campo de batalla” del ego y así tener una nueva perspectiva de la situación.
 
No tengo más que el presente, este aquí y ahora, en el que elijo cómo quiero percibir lo que me pasa. Y el resultado de mi elección interior me lleva al miedo o a la paz.
 
Cuando estoy con miedo (intranquilo, malhumorado, enjuiciando etc.) ya sé que en el mando a distancia de la película de mi vida he pulsado el botón del ego, que suele ser el canal que habitualmente sintonizo.
 
Para dejar de sufrir basta con cambiar de canal pulsando el botón del Amor con el que veré el mundo desde una nueva perspectiva en la que sentiré paz, aunque exteriormente nada cambie.

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