Hablarle a un muerto metafóricamente es como hablarle a un coche, al vehículo que nos ha permitido experimentar en esta tierra.
Y es muy posible que cerca del coche esté su conductor.
Con lo que no es inútil decirle unas palabras amorosas a esa persona que ha fallecido ya que su esencia, lo que nunca muere, te puede estar escuchando y tu mensaje será un bálsamo en esa nueva situación en la que se encuentra.
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