Alégrate de tomar conciencia de lo perdida que estás y de no entretenerte con las distracciones del mundo para solucionarlo. Este es un gran primer paso ya que si sigues buscando fuera de ti pierdes el tiempo.
Nada externo te puede dar felicidad.
El Espíritu Santo es un maravilloso terapeuta que está siempre a tu lado atento a tu solicitud de ayuda. Cuando se la pides, amablemente te coge de la mano y acompaña en el largo proceso de trascender el ego.
Elige al Espíritu Santo y siente como te quedas en paz al depositar en Él tu confianza. Ya no necesitarás pensar una y mil veces qué y cómo hacer en tu vida ya que, si cuentas con Él, te acompañará en el camino del Amor.
