domingo, 28 de abril de 2013

Las grandes oportunidades

Comparto con vosotros una reflexión 

"Situaciones difíciles y personas que las provocan son las grandes oportunidades que ofrece el Destino para evolucionar interiormente" 
Manuel Lajara 

Las pruebas de la vida

lunes, 15 de abril de 2013

Nuestra conciencia multidimensional


Video de la conferencia “La evolución de la conciencia multidimensional” de la psicóloga Paloma Cabadas en el IV Congreso Internacional “Vida después de la Vida” celebrado en el Palacio de Congresos de Albacete en Octubre 2011.

Comparto con vosotros algunos fragmentos del mismo:

Estamos todos equipados para emprender el camino de una evolución consciente y poder en ese camino hacer una andadura en libertad. La evolución es infinita, es hacia adelante, es inevitable. Una forma de quedarte parado evolutivamente es no terminar de soltar los miedos, el sufrimiento, el estar apegado a afectos que no liberan, que no te dejan una gran libertad. Apegado a objetos, a recuerdos, a creencias, a ideologías y a dogmatismos.

Nosotros somos lo que pensamos que somos. Somos también lo que sentimos.

El planeta tierra es una maravillosa oportunidad de adquirir conocimiento. Un lugar que ha sido creado para impulsar la evolución de todos los que un día decidimos pasar por aquí.  Estamos en un planeta que no es un valle de lágrimas, que no es un lugar de sufrimiento, aunque aparentemente parezca que esa es la versión que conocemos y a la que nos enganchamos. El sufrimiento no ha sido tampoco por casualidad, tampoco ha sido deliberado, nadie se propuso que vamos a ir a la tierra a sufrir. El sufrimiento ha sido consecuencia de niveles de aprendizaje y de evolución que arrancan desde muy bajo para llegar hasta el infinito. El sufrimiento ha sido la consecuencia de no haber sabido asimilar mejor las experiencias.

Parte del desafío que tenemos en este momento de nuestra evolución en la tierra y en el cosmos es empezar lo antes posible a quedarnos con la esencia, con la sabiduría de una experiencia y deshacernos lo antes posible de todo lo que significa el conflicto y el sufrimiento que no es sino una condensación de energía que tiene la finalidad de poder hacer que penetre la sabiduría en mi esencia. Tendríamos que educar a nuestros niños en que no hay sufrimiento, sino niveles de experiencia y energía disponible para que esa experiencia penetre en la esencia y yo evolucione.

Lo peor que nos puede llegar a pasar no es hacer cosas y que salgan mejor o peor, es no hacerlas. Lo peor que nos puede llegar a pasar es no atrevernos con lo nuevo, no abrirnos a las nuevas experiencias y estar recreando permanentemente el pasado, permanentemente el conflicto, la pena y el dolor.

Nadie muere, la muerte no existe. Lo único que hay en el Universo es vida multidimensional que transcurre por los parámetros de la lucidez. Volvemos a la vida humana no solamente para aprender más cosas e incorporar nuevas sabidurías, sino para drenar también parte de todo ese conflicto acumulado y no resuelto en el pasado. Lo que oscurece nuestro nivel de evolución y nuestro nivel de conciencia y no nos deja brillar con toda la luminosidad que como seres de luz tenemos y nos pertenece es la carga de densidad que traemos en cada vida humana sin resolver.

La muerte no nos cambia. La muerte no nos convierte ni en seres estupendos, ni en seres de luz, ni en seres distintos a los que ya somos. Me di cuenta que en realidad cada persona que fallece recrea su propio plano o su propia dimensión. El mundo de los muertos no es un mundo creado para los muertos con adornos florales y con historias. El mundo de los muertos es el mundo que cada uno lleva dentro de sí.

Hay personas que se curan de una enfermedad, pero no se curan en la conciencia. Si no me he enterado de porqué enfermé, a lo mejor la conciencia no se cura y en la siguiente vida venimos otra vez a reproducir la misma historia. Los tiempos están dados ahora para que se acelere el proceso de desprendimiento de nuestra densidad y empecemos finalmente a estar más ligeros de equipaje, más libres, más contentos, para emprender esa vida en nuestro corazón. Y esa vida es la que tenemos que materializar y podemos materializarla.

Gracias a venir a la tierra, gracias a estar en un cuerpo que me obliga a estar presente, a estar aquí, tengo la oportunidad de empezar a encontrarme conmigo mismo.

Cuando uno cambia, cambian las cosas alrededor, sin ni siquiera proponértelo. Uno empieza a estar mejor, más alegre, y eso se transmite simplemente por ser. Una cosa que no valoramos suficientemente es la energía que mueve la conciencia. La conciencia organiza la energía.

La tierra es el lugar de la clase práctica. Aquí no venimos a pensar, aquí venimos a depurar mucho más nuestro pensamiento, a sentir y experimentar. La tierra es el lugar donde venimos a poner en práctica temáticas que, si hemos estado lúcidos en el periodo entre vidas, las podemos aquí valorar.

La vida multidimensional es fabulosa, nos mantiene unidos y vinculados. En esta realidad que vivimos nos olvidamos de que a veces nuestro dolor es egoísta. Hay algo que nos vincula siempre y para siempre que es la energía de amar.  La energía de amar es una energía centrífuga que no se puede retener, que no se puede guardar, ni atesorar, es la energía de la vida. Gracias a la energía de amar permanecemos unidos a todos nuestros seres queridos.

Los duelos interminables, los duelos patológicos no ayudan, sobre todo al que se ha quedado aquí, porque se queda encerrado en ese caparazón energético que forma el propio dolor. Hay un tiempo de duelo necesario que no es sino el tiempo de reconstrucción de nuestra vida sin la presencia física de ese ser que amamos. Es el tiempo que le damos a nuestro cuerpo humano de ir retejiendo la vida sin esos componentes únicos, esenciales, que tenía ese ser querido. Cuanto mayor sea mi recuperación y mi motivación por la vida, mayor va a ser la conexión que voy a empezar a establecer con ese ser querido.  Todo el que se va, que nos ha amado y que hemos amado, nos deja un regalo, un regalo valiosísimo, a veces es la recuperación de una libertad, a veces es el descubrimiento de un talento y una cualidad que antes no me daba cuenta que la tenía porque mi vida estaba muy volcada en esa persona.

Muchas veces la familia humana, no es la familia evolutiva. Muchas veces el apego afectivo de aquí no se corresponde con la inmensidad amorosa de la familia cósmica. Ellos, los fallecidos, también merecen el respeto y que les demos el tiempo de recuperarse, abriéndose a la nueva realidad, queriendo ir al lugar que les corresponde y no quedarse apegados a lo que han dejado. Aunque a veces le llore un rato, después de ese momento en seguida me viene el florecimiento de la alegría de que ya esté surcando los espacios cósmicos en toda su magnitud y en toda su apertura de conciencia.

Evolucionar es aprender a organizar la eternidad.

Evolucionar es tener un conocimiento y una amplitud mayor de conciencia, saber cada vez más quienes somos, qué hacemos aquí y cómo podemos estar de una forma mucho más útil en el planeta.

Evolucionar en estos momentos de la humanidad, en esta vida crítica, es empezar a incorporar la energía de amar como un bien propio.