domingo, 26 de septiembre de 2010

La vida después de una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte)


La gran mayoría de las personas que han pasado por una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) cambian su comportamiento y el sentido de sus vidas.

Comparto con vosotros un fragmento del libro "El caso de Vida después de la Muerte" de Víctor Zammit en el que Cherie Shuterland después de entrevistar a 50 personas que habían sobrevivido a una ECM identificó los efectos que se habían producido en sus vidas que constituyen un despertar generalizado de las capacidades potenciales superiores del ser humano.

Efectos en la vida después de una ECM

• Creencia universal en la vida póstuma.

• Una proporción elevada (80%) que creen en la reencarnación.

• Ausencia total de temor a la muerte.

• Cambio dramático de la religión organizada a la práctica espiritual.

• Un aumento estadísticamente significativo de la sensibilidad psíquica.

• Visión más positiva de sí mismo y de los demás.

• Aumento del deseo de estar solo.

• Aumento del sentido de voluntad.

• Falta de interés en el éxito material, unido a un marcado aumento en el interés del desarrollo espiritual.

• El cincuenta por ciento experimentaron mayores dificultades en sus relaciones intimas, como resultado del cambio de prioridades.

• Aumento, en el sentido de cuidar su salud.

• La mayor parte pasó a tomar menos alcohol.

• Casi todos dejaron de fumar.

• La mayor parte dejó de usar medicinas de la industria farmacéutica.

• La mayor parte pasó a ver menos programas de televisión.

• La mayor parte leyó menos diarios.

• Aumento del interés por las curas alternativas.

• Aumento del interés en aprender y en el auto desarrollo.

• El 75% experimentaron un gran cambio en sus carreras hacia áreas en las que se ayuda a los demás.

Si el tema os interesa, podéis leer más sobre ECM en la siguiente entrada:

viernes, 10 de septiembre de 2010

Despierta y brilla


Comparto con vosotros un texto de mi amiga Mary Bonilla Bisbal.
 
Despierta y brilla

Escúchame tú, hermosa alma viviente.
Tú que estás sola y angustiada. Que ya no crees en nada, ni nadie.

¿Crees que la vida te olvidó?. No, eso es imposible, eres parte de ella. Tú y todos los demás seres que ves diariamente en tu camino.

Todos somos uno. Somos parte y somos el Todo. Estamos interconectados. Somos todos iguales. Todos amados por EL Todo que nos creó.

Somos semillas plantadas en este planeta para cumplir una misión: crecer y florecer, a pesar de tantas adversidades.

¿No florece una bella rosa en medio de tantas espinas? Y se abre a la vida cumpliendo su propósito: brindar su extraordinaria belleza  y su embriagador perfume al mundo.

Sin embargo, antes tuvo que luchar con fuertes y ariscos vientos, crueles tormentas, y piedras que dañaban sus raíces impidiendo su crecimiento. Y otras dificultades que, valiéndose de su fuerza interior, pudo superar.

Tú también puedes hacerlo. Busca tu fortaleza en tu interior.

Sal de ese laberinto de recuerdos oscuros y dolorosos donde te perdiste.

Anda, ven. No temas. La vida te espera para llenarte de luz. Ten confianza.

No estás sola. Recuerda: Todos somos uno. Estamos conectados por el Amor Universal.

Deja atrás el pasado. Ya no está. Ya pasó. Y el futuro aún no llega, y ¿sabes qué? Tú puedes hacer que sea hermoso.

Aquí y ahora estás tú, y tu corazón lleno de amor. “Camina, salta, corre, baila… llena tu cuerpo de música, y vibra al compás de las esferas.

Ama, y tendrás fuerzas, y tendrás entusiasmo. Llénate de esperanza.

Que tu risa se una al eco de otras risas. Y tu canto resuene en las montañas. Ellas lo elevarán al cielo.

Libérate del miedo, es un candado que tú mismo te pusiste.

La angustia, el dolor, la amargura, el enojo, y otras falsas creencias de tu mente, son esas piedras que dañan nuestras raíces para entorpecer nuestro crecimiento. Date cuenta. Sólo el amor es bueno.

Cierra tus párpados y abre tu corazón. Palpita, escucha tu silencio. Es sanador.

Deja que entre la luz a tu alma. Abre los brazos y vuela…

Despierta de ese adormecimiento que te impusieron. Vive el amor y perdona. Esa es tu misión. Siéntela. Abrázala. Y tu vida reverdecerá en capullos nuevos.

DESPIERTA Y BRILLA con tu luz propia .Ábrete como la rosa y brinda el perfume de tu amor hacia ti y hacia todo. Todos somos uno.

Ten presente que nunca estás sola. Déjate llevar… Hay un faro en tu camino. Y da gracias por existir.

No te olvides de amar, de soñar, de confiar, perdonar y agradecer, todos los días de tu vida.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Pasar página


Comparto con vosotros un texto de Joaquín Tamames.

Pasar página significa ver todo con otros ojos, rompiendo patrones de pensamiento cristalizados y también caducos; significa mirar al otro como si fuera la primera vez; significa redescubrir muchas cosas: la belleza del amanecer y del anochecer, el cielo azul, el sol que nos calienta, el bellísimo contraste de la naturaleza bañada por el sol, el heroísmo que existe en el mundo (si, es cierto que hay mucha traición, pero también hay innumerable nobleza y heroísmo).

Significa decirse a uno mismo: el mundo comienza hoy, mi nueva vida comienza ahora, el futuro es una página abierta, llena de potencial. Decirse a uno mismo: el equilibrio, la calma, la ecuanimidad, sólo dependen de mi. Decirse a uno mismo: no importa que haya pasado de los cincuenta o de los sesenta o de los setenta, pues la vida empieza ahora, en toda su dimensión y belleza, como un milagro que se recrea cada vez.

Pasar página requiere dar la espalda a todo lo que atasca. A las murmuraciones y rumores, a las maledicencias, a las conversaciones vanas y estériles, a las actividades que no aportan nada al alma, a todo aquello que niega nuestra realidad superior, nuestro ser, y en cambio abona nuestra personalidad, nuestro ego, cuyas manifestaciones más zafias son realmente zafias.

Significa no recrearse en aquel o en aquella que nos hicieron daño, sino simplemente entender que aquel daño fue fruto de su ignorancia o de la nuestra, merecedora de compasión, pues todo vuelve, sin remisión.

Significa empezar a entender nuestra doble realidad como alma y personalidad, que necesitan ser integradas aquí en esta vida, para lo cual no tiene sentido renunciar a la materia (que es nuestro vehículo) sino habitarla en el mayor equilibrio para que algún día el espíritu se manifieste pleno también aquí en la tierra.

Significa intentar huir de todo lo que contamina y emborrona, de lo que nos densifica, de todo aquello que nos ata a la tierra sin permitir que despleguemos nuestra capacidad innata.

Pasar página significa superar el pasado. Es fundamental superarlo para no seguir atascados. Hay que retener las enseñanzas del pasado para no tropezarse de nuevo en la misma piedra, pero es muy importante arrinconar definitivamente las injusticias, cuitas, infidelidades que hemos recibido y que también hemos emitido al lugar de nuestra mente en el que deben estar: desde luego no en primera línea, prontas a ponerse en la mesa. Y si el pasado se recrea, que sea con la máxima limpieza y ecuanimidad: para proponer justicia y nunca venganza o revancha. Como ejercicio higiénico para poder empezar de nuevo.

Estamos viviendo los hermosos días del verano, los más largos del año, que nos regalan sus calores y sus brisas, sus cielos despejados y generosos. Muchos de estos días los perdemos en insultos, en ofuscaciones y odios.

Este escape energético es un desperdicio colosal y somos los primeros damnificados. Nos autolesionamos de continuo. No tiene ningún sentido. Por eso es tiempo de mirar adelante sin engancharse en el pasado, en todos los ámbitos, para escribir en un papel limpio y blanco, intentando que sea con buena letra y la mejor disposición.

Todos y cada uno de nosotros necesitamos pasar una o muchas páginas. Esto requiere valentía y desapego. Pero es el único camino para empezar a vivir despiertos, desde la mayor consciencia. Y estar despiertos significa aumentar nuestra capacidad de percepción para ver más allá de lo aparentemente visible. Supone empezar a escuchar y entender otros mensajes que proceden de un mundo mucho más sutil. Y supone también que somos responsables de la energía que emitimos y que tenemos que estar a la altura de los tiempos.

Leo en “las hojas del jardín de Morya” acerca de las páginas que nos depara el futuro, y con esa idea presente en la cabeza empiezo este día lleno de posibilidad y de armonía con ese hermoso objetivo de trabajar en sosiego y en paz.