jueves, 26 de agosto de 2010

Tienes derecho, pero no debes olvidar


Comparto con vosotros el texto adaptado de un autor desconocido.

Tienes derecho a enfadarte, pero no debes pisotear la dignidad de nadie.

Tienes derecho a sentir celos del triunfo de los demás, pero no debes desearle mal a las demás personas.

Tienes derecho a caer, pero no debes quedarte tirado en el suelo.

Tienes derecho a fracasar, pero no debes sentirte derrotado.

Tienes derecho a equivocarte, pero no debes sentir lástima de ti mismo.

Tienes derecho a regañar a tus hijos, pero no debes romper sus ilusiones de jóvenes emprendedores.

Tienes derecho a tener un mal día, pero no debes permitir jamás que se convierta en costumbre.

Tienes derecho a tomar una mala decisión, pero no debes quedarte estacionado en ese momento pasado.

Tienes derecho a ser feliz, pero no debes olvidar ser agradecido.

Tienes derecho a pensar en el futuro, pero no debes olvidar jamás el presente.

Tienes derecho a buscar tu superación personal, pero no debes olvidar tus valores morales.

Tienes derecho a triunfar, pero no debe ser a costa de otros.

Tienes derecho a vivir en paz, pero no debes confundir ese derecho inalienable con ser mediocre ó conformista en la vida.

Tienes derecho a vivir en la opulencia, pero no debes olvidar nunca compartir con los menos afortunados en la vida.

Tienes derecho a desanimarte, pero no debes perder la esperanza.

Tienes derecho a la justicia, pero no debes confundirla con la venganza.

Tienes derecho a violentarte, pero no debes dejar de ser cortés.

Tienes derecho a un mañana mejor, pero no debes nunca cimentarlo en un hoy fraudulento.

Tienes derecho a ser positivo, pero no debes ser arrogante con ninguna persona.

Tienes derecho a soñar y enseñar a otros a soñar con un mundo mejor y solidario.

En definitiva: Mi libertad termina donde empieza la de los demás

jueves, 19 de agosto de 2010

Pequeñas alegrías


Comparto con vosotros un texto publicado por Maite en su blog deldoloralafelicidad.blogspot.com

Hoy una frase de Li Tai-Po (poeta chino):
 
El mundo está lleno de pequeñas alegrías: el arte consiste en saber distinguirlas

Pocas personas tienen el arte de distinguir las pequeñas alegrías de las que está llena la vida. Siempre nos fijamos más en todas las cosas negativas que en las positivas, ya que no valoramos las pequeñas cosas que nos rodean que nos pueden aportar felicidad.

Quién, en este momento en el que se encuentra el mundo, es capaz de sentir felicidad con un bello amanecer, con el cantar de un pájaro, con la dulce sonrisa de un niño, con andar descalzo en un césped mojado, con pasear por la orilla de la playa acompañado de la luz de la Luna y un manto de estrellas...

Si nos parásemos un momento a buscar en nuestro interior todas las cosas que nos pueden aportar pequeñas alegrías, alucinaríamos con el número tan grande que seríamos capaces de encontrar en nuestra alma.

Por esta razón, creo que es realmente importante no parar de buscar en nuestro caminar, todas esas pequeñas cosas que nos pueden aportar felicidad.

Recordemos siempre que el mundo está lleno de pequeñas alegrías y que el verdadero arte está en saber distinguirlas.

viernes, 13 de agosto de 2010

Caminar por la vida


Comparto con vosotros un artículo de Emma García publicado en su blog coachemmagarcia.wordpress.com

Cuando nos disponemos a emprender un viaje lo primero que acordamos es el destino. Llegar a algún lugar es por tanto el sentido de cualquier desplazamiento.

¿Qué sentido tendría conducir nuestro coche sin saber a dónde ir, o subirse a un avión que no sabemos a dónde vuela? Ninguno, pues incluso cuando vamos a la aventura planificamos nuestra ruta.

Todo viaje tiene un destino. La vida es un viaje, y como tal ha de tener un rumbo, un por qué y un para qué. En definitiva es un viaje que requiere un corazón peregrino, un corazón que busca porque tiene sed, que está abierto a lo nuevo y que es dócil para confiar en su propio destino.

Pero resulta que la mayoría de las personas no saben hacia dónde van sus vidas, simplemente se dejan llevar. Y esto ocurre porque han apagado la llama de su pasión a base de una educación castrante  y de unas creencias limitadoras.

Entonces la sed de nuestro corazón se calma momentáneamente con diversos placeres que acallan transitoriamente nuestros sentidos, y dejamos de confiar en la Providencia para convertirnos en presas del miedo a lo desconocido. Entonces nos acomodamos y dejamos de caminar. ¿Quién querría subirse a un tren sin maquinista?
 
Sin embargo, algo en nuestro interior nos incita a seguir avanzando en un viaje interior hacia nosotros mismos. Solo así podemos encontrar la alegría y la dicha. A veces, necesitamos recorrer un camino real para entender con esta metáfora lo que significa el viaje de la vida.

Por eso, muchas veces surge en el ser humano la necesidad de peregrinar. En estos días, todos los caminos que llevan a Santiago de Compostela están repletos de jóvenes peregrinos (entre ellos mi hija), que buscan en mayor o menor medida un sentido a sus vidas, un diálogo consigo mismos, un billete hacia la felicidad.

En ese recorrido, más o menos largo, descubrirán que la meta es el encuentro. Algunos encontrarán lo que necesitan, otros no, pero seguro todos encontrarán su espíritu peregrino.

Un espíritu austero y generoso. También se darán cuenta que no peregrinan en solitario, que a su lado caminan otras personas que como ella se dirigen al mismo destino. En el camino surgirán malestares físicos, algunas ampollas, quizás agujetas o quemaduras por el sol, incluso sed y hambre… y sobre todo cansancio.

A veces les pesará demasiado la mochila, otras hasta las zapatillas. Incluso podrían sentir dolor y ganas de abandonar. También recibirán y darán ayuda, ánimo y apoyo, compartirán y cooperarán.

Todo esto es el reflejo del caminar por la vida, si ésta es vivida con sentido.

viernes, 6 de agosto de 2010

Tu actitud ante la vida

 
Comparto con vosotros el texto publicado por Marian Benedit en vidapositiva.com

El problema no está, en si la vida es fácil o difícil, sino en cómo reaccionamos ante los obstáculos.

Si un día se te cierra una puerta, la solución no es romperte la cabeza dando contra ella, sino preguntarte si no habrá, al lado de ella o en la misma dirección, alguna otra puerta por la que puedas pasar.

En la vida tienes que aceptar a veces salidas de emergencia, aunque te obliguen a dar un pequeño rodeo. Procura, al mismo tiempo, tener siempre encendidas tres o cuatro ilusiones; así, si te apagan una, aún tendrás otras de las que seguir viviendo. Distingue siempre entre tus ideales y las formas de realizarlos.

Aquellos son intocables, estas no. Si alguien pone obstáculos a tu ideal, pregúntate si se opone de veras a tu ideal o a la forma en que estás realizándolo. Y no veas problema en cambiar de forma de buscarlo, siempre en cuanto sigas buscando el mismo ideal. Aprende en la vida a ser persistente y tenaz, pero no confundas la tenacidad con la cabeza dura.

No cedas ni en tus ideas ni en tus convicciones, pero no olvides que una verdad puede decirse de mil maneras y que no siempre vale la pena sufrir por ciertos modos de expresión. Y cuando llegue una ola que sea más fuerte que tú, agáchate, déjala pasar, espera.... y luego, sigue nadando. Intenta convertirte en lo mejor que puedes ser. Muchos tienen miedo de lograr su potencial porque temen encontrarse con una puerta cerrada. Esto no es una actitud correcta.

Debes desarrollarte a ti mismo lo mejor posible. Aún la persona más pequeña tiene el potencial más grande si utiliza todo lo que está dentro de ella. Hoy podríamos preguntarnos cuál es nuestra actitud ante la vida. Quizás es el momento de empezar a modificar todo aquello que no nos permite avanzar o que pone freno a nuestras ilusiones.

A veces somos tercos y ni siquiera intentamos cambiar un poco y al pasar los años, cuando ya estamos cerca del final mirando hacia atrás nos decimos: - Si hubiera hecho.... Si en aquel momento.... Si se me hubiera ocurrido....

Nuestra actitud ante la vida es la que encierra la respuesta a muchos de nuestros interrogantes, solo que a veces no vemos nada, o creemos ser fantásticos y preferimos convencernos y culpar al entorno de todo cuanto nos sucede. Todos vivimos inmersos en nuestro entorno y en nuestra circunstancia.... Entorno y circunstancia que la mayoría de las veces son difíciles o imposibles de modificar, de modo que, en cierta medida, somos un poco esclavos de ellos.

Pero lo que si podemos modificar es nuestra actitud ante esos factores.... Podemos dejar que nos abatan y nos dominen.... O podemos triunfar ante ellos.

Esos que triunfan, esos que pese a todo lo que se les pone a su paso, logran beber la vida como viene, sin tribulaciones, esos que logran atrapar entre sus manos lo que verdaderamente tiene sentido y dejan de lado todo lo superfluo, esos habrán dado con la clave.... Y serán los poseedores de la felicidad.